Dicho territorio ofrece a todos sus ciudadanos la vacuna del coronavirus sin cita previa. Sin embargo, su mayor reto ha sido contrarrestar el escepticismo de los jóvenes
En gran parte del mundo recibir una vacuna contra la COVID-19 parece una idea muy lejana. Aunque para ser merecedor de este beneficio las normas cambian según el territorio, hay un consenso internacional que da prioridad a las personas mayores de 60 años y a los trabajadores de la salud. Sin embargo, la situación en Gila, un condado de Arizona, Estados Unidos, es diferente.
En dicho territorio cualquier persona mayor de 18 años puede recibir voluntariamente la vacuna contra el coronavirus. Los residentes de Gila se pueden acercar a cualquier clínica sin cita previa para ser vacunados.
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El condado, de más de 54 mil habitantes, comenzó la vacunación de su población a la par con el resto de territorios de Estados Unidos. La estrategia del país norteamericano es clara: suministrar el mayor número de vacunas lo más rápido posible para alcanzar una inmunización temprana.
Las recomendaciones del Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades surgió efecto en Gila, convirtiéndose en uno de los primeros territorios de EE.UU. en abrir la elegibilidad de la vacuna para toda su población. Este fenómeno podría repetirse en los próximos días en otros condados del país.
“Supongo que no nos pueden penalizar por dar demasiadas vacunas. Supongo que eso no va a ocurrir”, manifestó en una entrevista con The New York Times, Neil Jensen, director ejecutivo del Cobre Valley Regional Medical Center, una institución de salud que contrató más de 20 profesionales para aumentar la velocidad de la vacunación.
El escepticismo, el mayor reto para el condado Gila
Los esfuerzos en Gila para contrarrestar la propagación de la pandemia también fueron destacados por el gobierno estadounidense. En el condado de Arizona el coronavirus se ha cobrado la vida de al menos 209 personas y la vacunación masiva ha coincidido con una caída del 52% de nuevos casos.
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El mayor reto que ahora enfrentan las autoridades sanitarias de Gila es el escepticismo. La población joven del condado no quiere aplicarse la vacuna pese a que tienen la posibilidad de recibirla inmediatamente.
Las teorías de conspiración propagadas en redes sociales sobre el origen de las vacunas contra la COVID-19 han calado en la población. Cabe resaltar que Gila es un condado profundamente conservador en donde Joe Biden, el nuevo presidente de Estados Unidos, perdió por 34 puntos frente a Donald Trump.
Un gran sector de los escépticos prefieren esperar a ver qué reacción tiene la vacuna del coronavirus en el cuerpo de sus compatriotas, antes de aplicarse la sustancia.
«Me siento muy afortunado de ser una de las personas que lo consiguió (…) no puedo imaginar lo que le pasaría a mi familia si contraigo el virus y luego los expongo a él», manifestó Jordan Pace, un habitante de Gila en una entrevista con el mismo medio de comunicación.
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Portada: EFE