Un jugador genial, un ícono de la cultura popular, una religión: Diego Armando Maradona murió, pero seguirá entre nosotros.
No se trata sólo de la muerte de un futbolista. Diego Armando Maradona tuvo el superpoder de convertirse en un ícono de la cultura popular, escaparle al mundo del deporte y convertirse en canciones, murales, remeras, una devoción y miles de cosas más. Maradona llegó a ser una marca en el cuerpo: cientos de tatuajes en los brazos de muchos argentinos. E incluso es una religión y en la iglesia maradoniana ahora mismo le están prendiendo una vela.
Diego Maradona falleció hoy en su casa, ubicada en la provincia de Buenos Aires. Tenía 60 años de edad. La información fue confirmada por Sebastián Sanchi, el jefe de prensa del jugador que hizo que Argentina ganara el mundial de México 1986.
Nació en Villa Fiorito, un barrio popular del conurbano bonaerense. Fue un ícono de la selección Argentina de fútbol. Debutó como jugador en 1976 en Argentino Juniors, pero con el correr de los años se convirtió en el jugador más importante de Boca Juniors, uno de los equipos argentinos más importantes de la liga local.
Es difícil resumir la figura de Maradona en la etiqueta «futbolista». Con el correr de los años fue conquistando lugares en espacios muy distintos. Cuando dejó atrás el fútbol se metió en los medio y hasta tuvo su propio programa, «La noche del 10«. También se ganó un espacio en el mundo de la política, alineado con gestiones de gobierno progresista e incluso de izquierda, como la gestión de Castro en Cuba. Hasta llegó a ser uno de los grandes defensores del «no al ALCA», aquel episodio en el que los gobiernos latinoamericanos se opusieron al libre comercio con Estados Unidos, presidido en ese entonces por George Bush.
Su carrera en el deporte no se limitó a ser un jugador. También fue entrenador y director técnico. Dirigió a la selección argentina entre 2008 y 2010. Luego, fue director de Gimnasia y Esgrima de La Plata, un club de la provincia de Buenos Aires.
Jugadas impecables, problemas mediáticos, hijos por todo el mundo, alegría popular y consumo de drogas. Maradona, amado y odiado por todos, es un ídolo popular que genera contradicciones todo el tiempo. Y sin embargo, siempre se mantuvo como un ídolo.
Como muchos dicen: Diego es Dios.

Foto: Reuters
Ícono del fútbol argentino
Muchas veces se dijo -y se seguirá diciendo- que Diego Maradona fue «el mejor jugador de la historia del fútbol». En el año 2000, la FIFA lo premió como el «mejor jugador del siglo XX».
Durante su carrera, fue campeón del mundo con Argentina en 1986. El momento más icónico de ese mundial sucedió en cuartos de finales, durante un partido con Inglaterra. Cuatro años antes, en 1982, Argentina e Inglaterra fueron a la guerra en la que disputaron la soberanía de las Islas Malvinas. Argentina perdió y el Reino Unido se quedó con esas tierras. La revancha no fue bélica, fue deportiva.
El partido se jugó el 22 de junio en el Estadio Azteca de la Ciudad de México. Maradona hizo dos de los goles más recordados en la historia de los mundiales. Se los conoce popularmente como el «Gol del Siglo» y la famosa «Mano de dios«. Esta «mano de Dios» se produjo a los 51 minutos, cuando Maradona levantó su puño izquierdo, la pelota rebotó ahí y convirtió un gol.
Ese gol se llama así por las declaraciones que dio Maradona después del partido. Cuando le preguntaron si lo había convertido con la mano respondió: «Yo no la toqué, fue la mano de Dios».
En el próximo mundial, Maradona fue subcampeón en Italia 1990. Después el Mundial de México, la selección argentina no había podido mantener la supremacía futbolística. En la Copa América de 1987 había obtenido el cuarto puesto, mientras que en la de 1989 quedó en tercer lugar. Sin embargo, para el 90 el equipo de Maradona consiguió el segundo puesto en la copa del mundo.
La historia de Maradona en los mundiales, como jugador, quedó en suspenso en la siguiente copa del mundo, en 1994. Ese fue el punto de inflexión en la carrera de Diego. En aquel entonces una prueba de dopaje dio positivo. La FIFA lo multó con una suspensión de 15 meses.
A partir de ahí su carrera como futbolista fue fluctuante. Volvió a dar positivo en otras pruebas de dopaje y, finalmente, en 1997, con 37 años, anunció que se retiraba del futbol. El 25 de octubre, en el partido que Boca Juniors derrotó como visitante a River Plate por 2 a 1, Maradona dejó la cancha.
Maradona y los medios de comunicación
La salida de Maradona del mundo del fútbol no significó el fin de su vida pública. Después de retirarse, empezó un tratamiento para dejar las drogas durante varios años. Así, en el año 2000, la señal argentina Canal 13 le propuso crear su propio programa de televisión: La noche del 10. De esta manera, el deportista se convirtió en estrella de televisión.
Como invitado para el primer programa escogió a Pelé, el jugador brasileño con quien mantenía un supuesto enfrentamiento desde hacía varios años cuando los dos jugaban en las selecciones de sus países. El programa tuvo entrevistas con varias personalidades, pero el hecho más importante fue la entrevista al líder cubano Fidel Castro en 2005. Un dato de color: un día como hoy, hace 5 años, falleció Fidel.
Sin embargo, La noche del 10 no era un programa netamente político, de hecho se presentaba como un programa de entretenimiento. El programa fue ganador en los Premios Clarín Espectáculos 2005 en las categorías: Mejor Programa de Entretenimiento y Mejor Producción. Además, fue elegido como «Figura del Año».
Mientras conducía su programa de televisión, también participó en un programa de baile emitido por la cadena RAI de Italia, país donde había jugado al fútbol en el Nápoles. Finalmente renunció debido a problemas con el fisco italiano y por lo agotador que resultaba viajar hacia ese país dos veces por semana. Sí, viajaba dos veces por semana a Italia para ir a bailar.
Uno de los momentos más interesantes de La noche del 10 fue cuando Maradona se entrevistó a sí mismo. En un momento de la entrevista se pregunta a sí mismo por la muerte, qué diría cuando muera. Y sobre esto dijo: «Gracias por haber jugado al fútbol, gracias a la pelota. Eso pondría en mi lápida: gracias a la pelota».
A lo largo de los años 2000, Maradona aparecía más en los portales de espectáculos que en la sección de deportes. Los medios argentinos seguían de cerca -y con cierta saña- cada escándalo que envolvía a la familia del 10. No importaba tanto quién era Maradona o qué representaba, sino demostrar las miserias y escándalos que había en su vida: si tenía hijos no reconocidos, si se peleaba con su ex mujer, si tenía novias nuevas.
«Si pudiéramos hacer el ejercicio de poner en un timeline todo el material audiovisual generado alrededor de la figura de Maradona veríamos su vida capturada en vivo», escribió Javiera Pérez Salerno, ensayista y licenciada en letras por la Universidad de Buenos Aires, en Todo Diego es político, un libro de ensayos publicado este año que recopila textos de mujeres sobre el futbolista. Además, agrega: «Maradona es expansión, es texto, es contradicción, es trampa. Maradona es toda la Argentina habitando un mismo cuerpo, con todas sus expresiones, en todos sus cruces. Una cara aindiada estrenando una Ferrari. Es la Pachamama dándole la mano a un jeque árabe o a un niño de la villa. El capitalismo y la revolución.»
El final de la historia
Lo último que supimos de Diego Maradona fueron puras noticias confusas. Notas sobre un estado de salud precario y complejo: recientemente fue operado por un hematoma subdural. A su vez, seguían apareciendo noticias sobre la pelea con sus primeras hijas y la relación con un abogado extraño que se presentaba como si fuese su portavoz.
De alguna manera, el ascenso y caída de este personaje ilustró los últimos años del país: una Argentina que todo el tiempo tiene una crisis en puerta, una inestabilidad continua. En muchas ocasiones lo que representó como deportista y las alegrías que dio como jugador quedaron opacadas por las contradicciones de su vida.
El estado nacional decretó tres días de duelo. Alberto Fernández, presidente del país, compartió un mensaje en su cuenta oficial de Twitter: Nos llevaste a lo más alto del mundo. Nos hiciste inmensamente felices. Fuiste el más grande de todos. Gracias por haber existido, Diego. Te vamos a extrañar toda la vida.»
Nos llevaste a lo más alto del mundo. Nos hiciste inmensamente felices. Fuiste el más grande de todos.
Gracias por haber existido, Diego. Te vamos a extrañar toda la vida. pic.twitter.com/pAf38sRlGC
— Alberto Fernández (@alferdez) November 25, 2020
Maradona murió, pero es imposible que se termine el mito o el legado que deja en la cultura popular. Este extraño personaje tan complejo y tan heterogéneo va a seguir estando presente en todos esos espacios que ocupó: en la historia del fútbol, de la política y hasta en la historia de la tele.
Ya no importan las contradicciones o las sombras de la vida de Maradona. Él fue -y seguramente será-, como dijo un escritor uruguayo, el más humano de todos los dioses.