Hace ya la friolera de 40 años que John Travolta se lanzó al estrellato en la piel de un joven proletario que usaba el baile, en plena eclosión de la música disco, para intentar elevarse desde su estatus social, para sentirse diferente, despuntar. Sentirse alguien único. Pocos años después los b-boys hicieron lo mismo bailando y girando de una forma nueva sobre sus moquetas y sus cartones en las aceras y los parques del Bronx.
Este vídeo que se ha hecho viral nos deja pocos datos acerca de su asombroso protagonista. Se cree que su origen pueda estar en China. Lo único claro es que el protagonista, el actor de los hechos que atrae todas las miradas, tiene rasgos asiáticos. Su nombre y pasado, son aún un enigma. Pero, aunque sin ser imposible, es difícil creer que toda la panoplia de técnicas que despliega se deban solo a una actitud autodidacta y que jamás haya pasado por escuela alguna de interpretación o danza.
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El vídeo nos muestra a un grupo de obreros. Sentados, en el suelo de una obra, parecen estar en una pausa, recuperando fuerzas. Aun así, uno de ellos se levanta y comienza una elaborada serie de pasos. Decíamos elaborada aunque dé la sensación de improvisar, pero es toda una coreografía y en ningún momento deja entrever dudas o fallos en su ejecución de este peculiar baile.
Es una danza tan impresionante que la viralidad del vídeo ha ido acompañada por el apodo de “la resurrección de Michael Jackson”. Hay mucho del célebre “moonwalking” del inmortal ‘Rey del pop’. También muchas cosas tomadas del popping y el breakdance de ayer y hoy. Pies que se deslizan, aparente falta de gravedad, contorsiones ralentizadas… Por momentos recuerda al Hip-Hop New Style de Les Twins.
Es inusual ver a alguien moverse con la gracia dinámica, la fluidez y la destreza que muestra este hombre, que en algún momento también roza la acrobacia y abraza las técnicas de los mejores mimos.
No sabemos cuántas veces lo habrán hecho ante sus compañeros de trabajo, ya que su asombro está ahí pero no es desmedido. Pero es como si hubieran juzgado razonable y necesario grabarlo y subido a las redes sociales para que la destreza de su amigo diera una vuelta al mundo. O dos. Y bien que se las merece.